Cena de amigas by Daniel De La Peña

Cena de amigas by Daniel De La Peña

autor:Daniel De La Peña [Peña, Daniel De La]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Humor, Romántica
publicado: 2020-05-17T22:00:00+00:00


¿QUIÉN ERES?

El hombre al que me había besado hacía unos minutos y con el que comenzaba a sentir una fuerte y vibrante atracción, no era un lector acérrimo de mi novela sino un acosador como supuse al principio. Como mínimo nos seguía desde hacía un par de meses y por eso quedó inmortalizado en la fotografía que nos hicieron esa tarde. Y, para colmo de todas las casualidades, estaba sentado en la mesa de al lado aquella noche tan surrealista. Siempre me pasaba lo mismo, ¡siempre! ¿Por qué tenía debilidad por los gilipollas, los inmaduros o los tipos peligrosos? ¿No podían gustarme los hombres normales, que entre sus aficiones no estuviera la de espiar a desconocidas?

—Esto es muy extraño —comentó Nancy en voz baja.

—Estoy segura que no es una coincidencia que ese tío salga en la foto y ahora esté a nuestro lado —observó Tania, mirándolo con recelo.

—Era demasiado bonito para ser cierto, ¿verdad? —protesté desesperada—. Ningún hombre tan guapo y que esté en sus cabales se declara sin previo aviso. Y, aún menos, besa a una chica a la que acaba de conocer.

—Solo lo hacen viceversos —Nancy intentó aportar un poco de humor al tenso momento—, pero dudo mucho que ellos tengan todas las neuronas intactas.

—Lo interesante sería saber quién cojones es y por qué nos sigue —apuntó Tania.

—Pues, queridas mías, solo se me ocurre una forma de averiguarlo. —Me levanté decidida y cogí mi teléfono—. Estoy harta de dar rodeos y meter la pata por no saber ir al grano. Ahora vuelvo.

Mis amigas me miraron sorprendidas. Me armé de valor. Avancé segura de mi misma hasta la mesa de Hugo y me senté enfrente de él. Sonreí con picardía.

—Hola, bombón —me saludó risueño.

—Déjate de cumplidos. Por lo visto, eres experto en saber enredar a la gente. O, siendo más concretos, a mí —lo acusé tajante.

—¿A qué te refieres? —frunció el cejo.

¡Joder! Qué bien le sentaba arquear la ceja. Lo hacía más irresistible todavía. Intenté que mis hormonas se montaran la fiesta en honor a aquel adonis bien lejos de mi mente para poder pensar con claridad. Tenía que resolver aquel misterio.

—¿Podrías explicarme por qué narices sales en esta foto? —le mostré la pantalla de mi móvil.

Él se quedó mudo. Miraba al teléfono y después a mí. Así unas cinco veces seguidas.

—Eres tú, estás observándonos detrás de nosotras. Y resulta que esta noche no tienes otro lugar a donde ir a cenar que a este restaurante y justo en la mesa colindante a la mía. ¿Quién eres?

—Puedo explicártelo —dijo al fin.

—Eso espero. O busco a la agente de policía y le pongo al corriente —le desafíe.

Miró de reojo a su alrededor. El sudor le resbalaba por la frente, no sabía si era debido a lo nervioso que estaba o al sofocante calor que hacía en el local. Mi pulsó se descontroló.

—Ven conmigo —me cogió de la mano y se levantó.

Lo detuve en seco. No iba a ninguna parte. Como escritora experta en relatar historias de terror, sabía perfectamente que



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.